jueves, 21 de julio de 2016

MARATÓN SIERRA NEVADA 2016

Vivos vivientes.

Cuatro años, de los casi seis que llevo con Dani, hemos viajado a Sierra Nevada (ya es nuestro viaje anual obligado). El primer año fuimos sólo de turismo, el segundo Dani participó en la carrera que subía al pico Veleta desde Granada, el año pasado, junto con Isidro, completó el Triatlón (distancia Ironman) y este año....este año por fin, tocaba dejar de ser acompañante y participar en el Maratón de Montaña (mi primer Maratón de Montaña).

Llegamos viernes por la tarde, nos instalamos y esperamos a que el resto de la familia llegase (Alberto, Cristina, Pepe, Alejandro, Ana y Manuel). Antes de la cena y para relajarnos/despejarnos, paseamos por los alrededores, hicimos alguna foto (también tradición) y volvimos al hotel.

Flaco, Zeta y lo felices que son allí arriba.

Esta foto, esta piedra y Flaco queriendo subir ya son un clásico.

Antes de acostarnos lo dejamos todo preparado (mochila, zapatillas, ropa...), pues aunque al día siguiente la carrera empezaba a las 10.00 h, el autobús que nos llevaba de Pradollano a Quéntar salía a las 07.00 h y poco tiempo de reacción íbamos a tener por la mañana. 

Tras una noche bastante mala y sin apenas dormir (no se si por los nervios o por no encontrarme demasiado bien), amanecí con un dolor de cabeza considerable, aunque he de reconocer que después del trayecto en autobús y de tener que esperar más de hora y media hasta empezar...hubo tiempo suficiente para que toda molestia pasase. Además, con el paso de los minutos, eran más las caras conocidas con las que coincidías, compañeros con los que te encontrabas... y así, entre fotos, conversaciones y cafés amenizabas la espera y se curaban los dolores.

Con Dani y Marta en la salida

Había llegado el momento. Estábamos dentro del "corralito" preparados para salir cuando, emocionada como una boba y con la piel erizada, les dije a Dani y a Marta; "Bueno, nos vemos en Pradollano", ambos sonrieron, y a ritmo de AC/DC dieron el pistoletazo de salida.

Agradecí el llano de los dos primeros kilómetros para calentar. Como digo siempre, en carreras tan largas hasta que no pasa al menos la primera hora voy "arrastrándome", y cuando de inicio te ponen a subir, imaginaos como tiene que ser la sensación de "subir arrastrándose" es enfrentar términos opuestos y la consecuencia ya os digo que no es buena...

Mi planteamiento, el de siempre que me enfrento a una distancia nueva y desconocida, correr a un ritmo cómodo y guardando siempre por si hace falta. Lo que viene siendo "correr con cabeza". Habíamos mirado y estudiado en casa el perfil de la carrera, comparado desniveles y distancias con entrenamientos para hacernos una idea de "que íbamos a encontrarnos", siempre con la prudencia del tipo de terreno, a un mismo desnivel y a una misma distancia puede separarlos un abismo en función del tipo de terreno. Y nuestra absurda conclusión fue "que no parecía muy dura". No éramos conscientes de (con perdón) la hostia que estábamos a punto de darnos.

Bien el primer tramo de subida, era suave, alternaba con zonas llanas y terminaba con un cortafuegos de tierra suelta que parecía recién labrada. Una vez arriba "cresteabas" un poco y bajabas por una senda bastante entretenida, muy muy "corrible" en toda su longitud. El final de la bajada terminaba en la carretera y por ella seguíamos hasta el primer avituallamiento. (Ya contaba con que nos esperaban al final de carrera 5 K de asfalto antes de llegar a Pradollano, pero me pilló por sorpresa que nos metiesen más de un kilómetro extra nada más empezar).

Primer avituallamiento. 

Tuve la suerte de coincidir con Isa en todos y cada uno de los avituallamientos, donde aprovechamos para darnos mucho amor y muchos ánimos. Entiendo que visto desde fuera pueda parecer de una euforia exagerada, pero da mucha alegría y más en carreras tan largas, encontrarte con caras amigas y compartir con ellos sensaciones y unos "minutos de descanso" antes de seguir. Isa y Javi participaban en la carrera de 60 kilómetros, unos auténticos máquinas que con 20 kilómetros mas que yo en las piernas, me daban alcance en cada avituallamiento. Recargué los 3 bidones de agua y seguí la marcha.

Los primeros metros de la segunda subida los compartí con Isa y Javi hasta que vi que mis piernas estaban fuertes y decidí apretar. Con apretar quiero decir "andar rápido" no daba la subida mucha opción a correr, o al menos yo no podía. El ascenso te llevaba hasta el Alto del Calar donde disfrutabas de unas vistas increíbles, sin duda la zona que a mi más me gustó. Cresteabas viendo justo debajo el embalse de Güejar Sierra y en lo alto y a lo lejos el pico Veleta.

Me apropio esta foto de Juanjo Larrotcha recorriendo el Alto del Calar. Y aprovecho desde aquí para felicitarlo. Grande Juanjo.

 Después del cresteo tocaba descender por el Collado de la Gitana, bajada fácil, bonita y larga. Aquí veníamos advertidos por corredores de la anterior edición, nos dijeron que al tratarse de un descenso muy "corrible" podía cometerse el error de hacerlo muy deprisa, dejándote mucha de la fuerza que después ibas a necesitar. Hice caso a los expertos, fui prudente y me dejé caer cuidando mis piernas, hasta que fue imposible cuidarlas mas, me explico; Ya en el tramo final del descenso, prácticamente en la entrada a Güejar Sierra la bajada por senda se transformaba en una pronunciada bajada por cemento, esto no me lo esperaba y no sabía muy bien que hacer, si no había bajado deprisa en la senda por guardar fuerzas ¿iba a hacerlo ahora sabiendo que el destroce de mis gemelos sería inmediato?, pero si bajaba despacio también forzaba al frenar... como pude bajé y con las piernas más perjudicadas de lo previsto llegué al kilómetro 23, segundo avituallamiento.

Paré, comí, bebí, descansé un poco, estiré y seguí. Y por si no habíamos tenido suficiente dosis de cemento, había más. Hasta conectar con la senda pasó más de un kilómetro. 
Serían aproximadamente las 13.00 h, hacía mucho calor y ya empezabas a notar el cansancio que dejaba la primera mitad. Noté que bebía mucha más agua, hasta ese momento había hecho caso a Dani bebiéndome un bidón cada 30 min y recargando en cada avituallamiento. Entonces empecé a calcular que si seguía bebiendo tanto y tan seguido me iba a quedar sin agua antes del siguiente avituallamiento, pero sino bebía, directamente no iba a llegar...así que improvisé y convertí los arroyos en avituallamientos. En meta nos dijeron que igual no era la mejor idea y que te arriesgaba a una posible diarrea... Sinceramente, en el momento ni lo pensé, yo solo vi agua y tenía sed.

Tras un par de paradas para recargar bidones, empezaba lo bueno. Sabíamos que la subida que tocaba era la peor, por la hora, por el calor y por el desnivel que tenía, pero yo no sabía que iba a sufrirla tanto. Era una zona de zetas interminable, a pleno sol, ni un árbol, ni una sombra. No daba tregua. Vi a cantidad de corredores sentarse y dejarse caer mientras se quedaban mirando al infinito. Les daba igual que les estuviese cayendo encima un sol de justicia, no podían más y los entendía. Mi sensación era de estar completamente clavada, de apenas avanzar con cada paso. Llegué a pensar que había llegado mi tope, que estaba KO y que había pinchado a lo grande...entonces Isa y Javi volvieron a darme alcance, las pocas palabras que fui capaz de cruzar con ellos me dieron algo de aliento y más animada continué. No sé muy bien como pero llegué arriba y allí plantado me encontré un fotógrafo, "¿en serio?" le dije, "¿la foto aquí?" y se reía. 

Dani en el Barranco de las Víboras

Javi e Isa en el Barranco de las Víboras.

Pepe en el Barranco de las Víboras.


Yo en el Barranco de las Víboras.

Podemos decir que sobrevivimos a las famosas zetas (nunca el nombre de mi perra fue tan recurrido en una carrera), al calor y a la falta de agua. El tramo hasta el avituallamiento (casi en su totalidad por asfalto) suavizaba, lo que te permitía recomponerte. Llegamos al avituallamiento situado en la carretera junto al Monasterio S. Jerónimo y volvimos a recargar bidones. En este punto había un desvío; los corredores del Ultra seguían por senda y los de 60 y 40 K continuábamos por asfalto, sino llega a ser por Isa me hubiese ido con los del Ultra a subir el Veleta, creo que mi subconsciente huía del asfalto. 

Este tramo me lo esperaba, sabía que lo siguiente era recorrer la carretera durante 5 kilómetros hasta un nuevo desvío a otra senda (ya la última), y en mi plan de carrera había previsto guardar fuerzas para hacerlos corriendo, pero cuando llegó el momento me di cuenta que las "zetas" se habían quedado con todo lo que llevaba en la reserva. Aún así conseguí andar a paso rápido, y cuando mis pernas cogían alegría corría por objetivos ("hasta la siguiente señal, después andando hasta la curva, luego corriendo otra vez hasta el siguiente poste"...y así durante 5 largos kilómetros). En uno de los tramos en los que dejé de correr, cogí el teléfono y llamé a Dani. Se alegró al saber que estaba ya en el kilómetro 37, y me sorprendió al decirme que había pensado en llamarme para que me retirase sino podía, que la carrera había sido muy dura y que no pasaba nada sino podía terminar. Y era cierto, la carrera fue dura, mucho más de lo previsto, pero nunca en ningún momento, ni siquiera durante los peores ratos subiendo el Barranco de las Víboras, había contemplado la opción de retirarme. 

Por fin acabaron los 5 kilómetros de asfalto y nos desviaron a la senda. La reconocía del año pasado en muchos puntos. Corría todo lo que podía en los llanos y ni me lo planteaba en las subidas. Cuando faltaba poco para terminar la senda me sonó el teléfono, era Dani que me preguntaba por donde iba, se lo dije y salieron todos a recibirme a la entrada a Pradollano. Tal y como Dani me advirtió cuando lo llamé, antes de entrar en Meta nos desviaban por el pueblo y nos hacían recorrer unos cuantos metros más de asfalto, por si no lo habíamos pisado ya bastante. Subíamos y bajábamos parte de la pista y encarábamos la entrada en Meta.

Al llegar vi a Dani, a Jesús Sarmiento, su mujer y su hija animándome (Gracias). También estaban mis niños! Flaco y Zeta. Zeta salió disparada hacia mi, tanto que casi me tira y me la llevé a Meta conmigo.


Dani y Pepe entrando en Meta.

Javi e Isa entrando en Meta

Y este sin duda fue mi momento favorito de la carrera. Para mi, para el recuerdo y para siempre. Mami y Zeti, a Meta.



Antes que nada me gustaría aclarar el porque algunas fotos llevan la marca de agua. Sólo puedes conseguirlas pagando 4.99 € en resolución normal y de ahí para arriba. Yo compré 2 porque era mi primer Maratón de Montaña y quería el recuerdo, pero vengo acostumbrada a que en las carreras los fotógrafos disfruten de su trabajo y lo compartan de manera gratuita y desinteresada. Aun así entiendo y acepto que se les pague por su labor durante tantas horas, pero ¿no puede estar incluido el precio de las fotografías en la inscripción? Inscripción que por cierto, no es barata....Al hilo de lo anterior (precio de la inscripción) aprovecho para manifestar mi total desacuerdo con que el 25% de una carrera por montaña discurra por asfalto y/o cemento. Imagino que en la modalidad de 60 K o en el Ultra no fue tan evidente, pero por lo que a mi respecta, que en 40 kilómetros más de 10 sean por asfalto me parece una tremenda burrada.

SENSACIONES

Según me dijo Dani, en nuestra (absurda) estimación previa de carrera, tardaría aproximadamente lo mismo que en las Fortalezas, unas 6h 30'. Cuando llegando a Meta vi que me había ido una hora de lo previsto pensé "menudo desastre de carrera he hecho", pero por otra parte me sentía muy feliz de haberla terminado y muy satisfecha por como lo había hecho. Vamos, que no tenía ni idea de como sentirme.
Fue después de hablar con Dani tranquilamente y que gente del nivel de Jesús Sarmiento o lo propia Isa me fueron felicitando, cuando me di cuenta de que igual no lo había hecho tan mal. Ya con el paso de los días y oyendo a Dani repetir lo orgulloso que está de mi y de mi carrera, he llegado a la conclusión de que si, que me salió bien !!! 
Ahora toca mantener distancia y mejorarla, he encontrado una distancia que disfruto y que se me da mucho mejor que las carreras cortas. Esta claro que todo hay que trabajarlo, pero durante un tiempo nos dedicaremos a mejorar las Maratones por Montaña.

Enhorabuena a todos los que de un modo u otro, con más o menos kilómetros sufrieron Sierra Nevada. En especial a Inma, que debutaba en distancia, a Isa y Javi, unos auténticos máquinas, a Jesús Sarmiento, se me acaban las palabras contigo Jesús, Olé. Enhorabuena también a mi cuñado y a Dani, nadie mejor que yo sabe el cansancio que arrastras y las horas de sueño que te faltan y aun así, mírate !! Eres mi luz y mis ganas de exprimir la vida.

Vivos vivientes, de esos que cuanto más viven, más vida quieren.

A Fantasma.


"No tienes que saber como será el resto de tu vida; no importa lo que digan los demás.
En este momento no necesitas tener todas las respuestas.
 Estas vendrán, a tiempo o no, 
o tal vez las preguntas innecesarias se esfumarán.
No hay prisa. La vida no tiene prisa.

Relajémonos en un profundo no saber
 y permitamos que todo esté “fuera de control”, 
confiando en el orden que hay dentro de lo salvaje.”

Jeff Foster